Gráfico. Tasas de paro trimestrales (2005-2013), elaboración propia según datos INE.
La recuperación económica europea y, en particular, la española junto al resto de países en su día denominados PIGS; habrá sido uno de los temas con mayor énfasis en la transición de 2013 a 2015. El análisis de unas recetas fiscales restrictivas, que parecen haber logrado estabilizar la deuda y déficit públicos a costa de retrasar la mejoría del empleo, pasa por aprobar la efectividad de las mismas pero cuestionando su conveniencia.
En el gráfico que encabeza este artículo podemos observar la evolución de la tasa de paro española, según datos del INE, desde el año 2005 al 2013. Por tanto nos ofrece una imagen de la transición de una economía de pleno empleo al panorama de recesión. Las principales notas que se pueden destacar de un análisis superficial son:
1 – Despegue en el año 2008 y explosión del paro en el año 2009.
2 – Valor máximo (27,16%) y ligero descenso a lo largo del año 2013.
¿Estamos pues ante el fin de un ciclo de destrucción de empleo que habrá durado seis años nada menos? ¿Podría haber sido más rápida la recuperación, relajando las prioridades sobre déficit y deuda públicos?
Evolución reciente de la población activa española
La tasa de paro es la proporción de activos que no encuentran empleo en un momento dado. La población activa alcanzó un máximo en el año 2009, para luego estabilizarse de forma un tanto irregular y en el año 2013 comenzar a descender. Cabe decir que la caída de la tasa de actividad es más bien leve, nada parecido con el ritmo positivo cuando la economía todavía creaba empleo en 2005 y 2006.
En este sentido, si cae la tasa de actividad y no se crea empleo, también caerá la tasa de paro. Hablamos del efecto desánimo en el mercado laboral, gente que deja de buscar trabajo o gente que decide emigrar. Lo contrario que sucede cuando las expectativas son buenas. Por tanto, no se puede decir que España haya entrado en la senda de la recuperación económica. Ni mucho menos con los datos de crecimiento del PIB en la mano, los cuales apenas nos permiten agradecer el haber salido de las tasas negativas.
Las medidas fiscales impuestas por la eurozona
Podríamos comparar las variaciones de la tasa de paro y del IPC para observar como, al mismo tiempo que la primera se crece, la segunda se hunde. Son ya unas cuantas veces las que desde este blog se implora por una política fiscal diferente, con unos objetivos en la estabilización de las cuentas públicas más dilatados en el tiempo.
El año 2013 la tasa de paro media fue del 26,35% y la inflación en diciembre estaba por el 0,3% interanual, tras haber coqueteado con la deflación todo el curso. Entonces, la economía española se tuvo que volver anémica (con el drama social que ello supone) para decir que ya es el momento de bajar los impuestos y realizar estímulos.
Recuerdo un artículo de Sala i Marti en el que desgranaba la inflación buena, aquella que mantenía un ritmo bajo y era consecuencia del crecimiento y el ánimo de las empresas. La deflación, en cambio, es síntoma de la peor destrucción posible.
Cuando la política monetaria no funciona, si los tipos de interés son tan bajos y la deflación acecha, sabemos que los programas fiscales son muy efectivos para la recuperación y el empleo. No se trata de defender una idea o teoría económica frente a otras; más bien de aplicar las adecuadas, aquellas que mejor se adapten a lo que sucede. ¿A que han esperado?
Carlos Rego
sostenibl3
positivo & normativo 